miércoles, 6 de mayo de 2015

A mi fiel compañera.


A mi Linda.

Se me hace duro, no tenerte a mi lado, no verte asomada en el balcón, y menos aun oírte ladrar cuando tocan al timbre o cuando llego a casa, me tuviste acostumbrada once años, a tus manías, a tu personalidad, y ahora me siento rara desde que no estás, ya ha pasado mas de un mes, y parece que fue ayer cuando llegaste a casa, una pequeña bola peluda marrón y blanca que solo lloraba desconcertada, al principio no me acostumbraba pues bien, tu cuidado, era mi responsabilidad, y la verdad es que no sabia muy bien como tratarte, creo que lo hice lo mejor que pude, y ahora me arrepiento por no poder pasar mas tiempo contigo, sin duda mi mejor compañera y la mejor amiga que mi hermana pudo tener. Me diste todo, me enseñaste lo que era querer a un animal, que más que un animal, fuiste como una hija, un poquito a mi semejanza, forjada con la perdida de mi hermana, me acostumbre a quererte con el mal carácter que desarrollabas, a intentar entenderte. Y lo que más echo de menos es tenerte encima de mi, masajearte detrás de las orejas, y tus correspondientes ronroneos, me relajaban, me hacías pensar con claridad, me acompañabas en mis noches de dudas, pasear durante horas y horas juntas, a ambas nos relajaba.