Dando gritos en una de cine mudo,
saboreando el humo, la lluvia,
mientras dejo el teléfono sonar.
Soñar una de soñadores, la vida pura,
esa noche íbamos a cenar.
Hablamos de la inspiración,
Bertolucci, Sartre, del paro,
de la armonía cósmica y sideral,
del racismo, de dios, de dioses,
de despedidas y de lo ilógico e irreal.
A la luz de las velas la magia arde
quemando silencios inmunes al miedo,
envueltos en esto pintamos la libertad.
Descubrimos un puritanismo inocente,
sonámbulos, desnudando la oscuridad
Quizá fuese Mayo y amanecía sin luces en la ciudad,
Godard compraba el pan,
mientras Chaplin rodaba una escena más
y el teléfono volvía a sonar.
El sadismo se pagaba con prendas
Dejaron la habitación vacía para beber vino
y aclarar cuentas, hicimos el amor sin perdón.
El rosa afrancesado arañaba la atmósfera,
sin modales, en el suelo, sin tomar nota,
“que una reproducción inspire a la otra”
No hay comentarios:
Publicar un comentario