domingo, 22 de noviembre de 2009

De camino a Murcia, sentada en uno de esos asientos tan incómodos del autobús, leía La soledad de los números primos, un libro que me había dejado María Mate o no maté a María Mateo, una amiga, cansada por el fin de semana, intentaba dormir, mi boca bostezaba sola, mis parpados se apagaban cada dos por tres, pero no podía dormir, mi cabeza daba mas vueltas que una noria, la resaca del fin de semana era bastante vengativa con mi cuerpo, el cuerpo me dolía enterito, tenía ganas de vomitar, había acabado con un morado al final de la espalda, y no recordaba la mayoría de las cosas, que buena es la vida del estudiante, empiezas Jueves en la noche y terminas Domingo en la madrugada. =)

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