jueves, 30 de junio de 2011

El autobús en el que viajo, colisiona con un camión al que le fallan las direcciones. El autobús da totalmente un giro de 360º , los servicios de emergencia tardan poco en llegar, unos quince minutos, alrededor de veinte heridos, intentamos salir del autobus, con las pocas fuerzas que nos quedan en el alma. Noto un gran pinchazo debajo del pecho en la parte derecha, mierda! tengo un hierro clavado, que pertenece al asiento delantero. No puedo moverme, saboreando mis ultimos segundos de vida, empiezo a llorar, no quiero irme, abro el bolso, cojo una pequeña libreta, y un boligrafo. Quiero e intento escribir una carta de despedida, me desangro, y me doy cuenta, de algo, toda la vida, he querido desaparecer de mil formas, y ahora, que puedo conseguirlo, no quiero irme, no se si estoy escribiendo, el caso, es que, no siento algunas partes de mi cuerpo. Cierro los ojos, me siento cansada. Miles de ambulancias, y de servicios de emergencia, acuden al lugar. Solo oigo las sirenas de fondo, y al rato escucho a un familiar policía decir: ''Soraya'' gritar muy fuerte, noto un gran alivio correr alrededor de la parte media del cuerpo, me desplazan, y me sacan del autobús, empiezo a llorar, soy incapaz de hablar, o de moverme, solo me quedan lagrimas que echar. Todos los sonidos, desaparecen, ya no escucho nada, ni tampoco siento dolores, abro los ojos, estoy en el hospital, me levanto, para ir al aseo, me planto en medio del espejo, y no veo nada, intento abrir el grifo, y no puedo cogerlo, me quedo pensativa un rato, salgo del aseo, y veo mi cuerpo encima de una cama, blanca, llena de sangre, mis familiares se despiden de mi a su manera, siempre fueron especiales en ese sentido, recuerdan momentos que viví con ellos, intentan aguantar las lagrimas, me da por reírme al recordar con ellos momentos y recuerdos compartidos, pero nadie me escucha, quiero que se den cuenta, de que sigo aquí, aun que sea de forma astral, todo ha acabado, les dejo, abandono la habitación, paseo por el hospital, salgo de el, me doy una vuelta por la ciudad, nadie me ve, soy invisible, y estoy muerta. Pienso, y repienso que todavía no me había llegado la hora, me encuentro con unas amigas, ellas sentadas en un banco, a una de ellas, le llaman al móvil, se acaban de enterar, de que he muerto, se cae al suelo, y empieza a llorar, diciendo, se ha ido ya para siempre, me entra la rabia, intento cogerle, abrazarle, decirle, que sigo aquí, pero mis intentos son en vano. Ya no puedo hacer nada, soy un alma divagante, lo típico es que hubiese una luz que me llevase a otro lugar, pero no encuentro ni veo la luz. Me aparto de ellas, al rato, llego a mi casa, no hay nadie, sólo Linda, me quedo con ella, parece ser, que ella me siente, me siento en el suelo, ella empieza a olfatear, y a llorar. Me da por llorar, intento abrazarla, pero no puedo, cierro los ojos, ella se queda a mi lado, llegan mis padres, escucho a mi padre: Bueno, supongo que ahora será feliz, tantas veces nos ha dicho que no apreciaba vivir, y ahora lo a conseguido, y a mi madre contestar: siempre lo dijo por la rabia que le daba la vida, ella fue quien peor lo paso hace tiempo. Ambos se duchan, y se visten con prendas en las que denomina el color negro, se fuman un cigarro por mi , me rió al escucharles decir: a su salud. Se van, al tanatorio, me voy con ellos, es la una de la madrugada, por el camino, pensaba que solo irían los familiares y amistades mas aproximadas a mi, llegamos, siempre dije, que quería un entierro original, todo el tanatorio esta petado de gente, de conocidos, que lloran y ríen, no se como sentirme, me quedo observándoles, mis amigos y amigas, bailan e intentan sobrellevar mi perdida a su manera, se oye de fondo la canción de party rock anthem, y decir a una amiga, por ella!. Desde luego, son unic@s, me aparto de ellos, entro al tanatorio, subo las escaleras, y voy a la sala donde me encuentro mi cuerpo dentro de un ataúd azul y blanco, me da por llorar, ha recordado que son mis colores favoritos, mis abuelas lloran, ambas están plantadas enfrente del ataúd, hablando sobre mi, les abrazo, lo han sentido. Se quedan calladas, me voy del tanatorio, y acabo en el cementerio, delante de la tumba de mi hermana, admirando el sonido débil del viento, en mi mente suena de fondo una canción de Jordi caplésbot - right sides. Me paseo por el cementerio, los gatos que vagan por allí sienten mi presencia, entre tumbas de familiares, que cruzaron la luz hace mucho tiempo, encuentro a un señor, con un abrigo largo marrón, y un sombrero a juego, me quedo mirándole, y me dice: que puede verme, me quedo a cuadros con el, y que mi muerte no fue un accidente, que ambos sabemos por que es, y que algún dia volveré, que no desespere si parece que el tiempo puede conmigo y le digo: ¿entonces, esto es por aqua? y me contesta: sabes que si, ya te advirtieron, que debías desaparecer y centrarte en ti. En aquel momento, me sentí feliz,mi cuerpo se lleno de una gran paz en mi interior, y asumí que algún día, volvería, él desapareció, pasé el resto de la noche por allí. Al día siguiente, fui a mi entierro, toda la gente a la que conocía, y mis amigos de diferentes partes del mundo estaban allí, a todos les habían dado la noticia, todas las personas a las que había ayudado, habían ido para agradecérmelo. Flipé en colores, al darme cuenta de que en realidad le importaba a mucha gente. Siempre pensé, que toda la vida iba a estar sola, ya lo tenia hasta asumido, pues bien, nunca encontré a la persona indicada. Me senté al lado de mi ataúd, y observe a mis seres queridos, por la puerta de la iglesia, no paraba de entrar gente, y entre aquellas personas, vi y destaque a cierta persona, que pensaba que no quería volver a saber nada de mi, por haber tenido un comportamiento bastante estúpido con el. Todos tomaron asiento, y empezó la misa, Otremare de Ludovico Einaudi sonaba de fondo, me alegre al escucharla. Llego el momento de que la gente, subiese a altar al leer, mi madre, llevaba en la mano, mi libreta, donde escribía todo aquello que pensaba y leyó lo que yo había intentado escribir, en mis últimos minutos de vida, no recordaba lo que escribí, hasta que lo dijo:'' no sé como sentirme, no quiero irme, me arrepiento de haber dicho tantas veces, que debería de haber muerto hace mucho tiempo, me quedan cosas por hacer en este mundo, y ya no puedo, me deslizo, y noto que me voy a otra parte, donde nadie, podrá volver a encontrarme, hasta llegar al fin de sus días, pero se que algún dia volveré.'' Mi madre se paro, y toda la gente empezó a aplaudir. Mis amigas también hablaron, ''sólo tu tenias el don, de hacer a la gente sentirse realmente bien, se te daba bien escuchar, y solías hacer cosas para alegrarnos los días, te echaremos de menos. Me fui, ya había escuchado bastante, y ahora me tocaba centrarme en mi misma, y así de este modo, se que algún dia volvería a estar con ellos.

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